La elección de alimentos que hacemos no solo afecta nuestra salud personal, sino también la del medio ambiente. La malnutrición y el cambio climático son retos globales importantes. Según un informe de la FAO, más de 800 millones de personas padecieron hambre en 2020, y la malnutrición, que incluye la obesidad y la deficiencia de micronutrientes, tiene efectos devastadores en la salud. Además, el sistema digestivo es responsable de una parte significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Para abordar estos problemas, se propone transformar el sistema digestivo mediante la adopción de dietas más saludables y sostenibles, accesibles y asequibles. Investigadores de la Universidad de Aberdeen han estado estudiando esta cuestión y han explorado cómo estas dietas podrían ser implementadas en la práctica, buscando reducir las emisiones de gases de efecto invernadero mientras se mantienen los nutrientes esenciales.
El estudio se basó en dietas habituales en el Reino Unido y encontró que reducir el consumo de carne y lácteos podría lograr la mayor reducción en las emisiones, pero el cambio de hábitos alimenticios resulta desafiante debido a la renuencia de muchas personas a disminuir el consumo de carne. La falta de información sobre la relación entre la comida y el cambio climático también fue un obstáculo.
El enfoque holístico es fundamental para abordar estos problemas y garantizar que las dietas sostenibles sean factibles y atractivas para la población. Los principios rectores para dietas saludables y sostenibles desarrollados a partir de esta investigación son fundamentales para enfrentar el cambio climático y la crisis de salud mundial. Todo esto está en línea con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, específicamente el objetivo 13 de acción climática.
En resumen, adoptar dietas sostenibles es un desafío crucial para promover la salud y cuidar el medio ambiente en un mundo que enfrenta múltiples retos globales.